MURALES DE CERÁMICA - TILES AND MURALS OF CERAMIC
Artesanía de Málaga


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Historia del Azulejo Español
 
Un recorrido histórico por los antecedentes de la cerámica muestra la decisiva influencia de España en el nacimiento y evolución de las baldosas cerámicas, adaptando las aportaciones la cultura musulmana desde el siglo XI.

La Península Ibérica se convertiría durante la Edad Media en el lugar de encuentro en el que se darían la mano factores tan diversos como la rica tradición cerámica tardorromana y visigótica, el bagaje tecnológico y el repertorio decorativo de tradición egipcio-mesopotámica, junto a los aportes estéticos y a los nuevos valores del mundo cristiano de procedencia nórdica y mediterránea. Esto dio como resultado un panorama artístico calidoscopio que, pese a la disparidad de elementos de origen, consiguió un grado sorprendente de coherencia estética, equivalente a la alcanzada en otras áreas de la cultura, la sociedad o la economía de la España mudéjar.

Primeras aportaciones tecnológicas del siglo XI
Entre las novedades tecnológicas que llegaron con la irrupción en España de la cultura musulmana se distinguen, por sus consecuencias posteriores diversos procedimientos cerámicas dirigidos a dotar al producto de una capa vítrea que lo impermeabiliza y que constituye, además, el soporte y cubierta de su eventual cromatismo o de su decoración. Son el vidriado plumbífero transparente o ligeramente coloreado en tono verde, la decoración sobre engobe blanco y bajo barniz transparente, y la decoración de reflejos metalizados, realizada ya en el siglo XI y originaria de Mesopotamia, Persia o Egipto.

Esta técnica penetra pronto en la Península Ibérica donde formará un centro de producción de gran importancia en Málaga. Se sabe de la aplicación arquitectónica del reflejo dorado como revestimiento en la época islámica, como el casquete semiesférico que remataba el alminar de la mezquita mayor de Sevilla (s. Xll) y en otros edificios de la ciudad. Este procedimiento sería muy admirado por los viajeros, como atestigua El ldrisi a su paso por Calatayud en 1154.

La presión de los cristianos en el siglo XV haría trasladar el centro de producción de reflejos metálicos de Málaga a Manises, iniciando así una fecunda relación que perduraría siglos, entre el eje andaluz y la banda mediterránea de la Península Ibérica, donde se ubica hoy la mayor parte de la producción azulejera española actual.

Alicatados de los siglos XII y XIII
Las primeras muestras de cerámica esmaltada aplicadas a la arquitectura no van más allá de finales del siglo XII. Los especialistas parecen entroncar las técnicas utilizadas y su profusa aplicación a la arquitectura con Persia, sospechándose el impulso que tras la irrupción de Gen Gis Khan en Irán, pudieron haber ejercido en el desarrollo de alicatado en los siglos XIV y XV familias de alfareros emigradas a Al Andalus (Andalucía).

El uso de pavimentos y arrimaderos alicatados sería costumbre extendida en el sur de España. Antes de 1240, lbn Said se refiere a la cerámica fabricada en Andalucía, donde se aplicaba al pavimento de las casas llamado a-zala,iyi (azulejos). Según este cronista, "tenía gran variedad de tonos y remplazaba a los mármoles de colores empleados por los orientales para embellecer sus casas".

Los alicatados reflejan la evolución de los elementos culturales en una progresiva complejidad de sus trazados, con formas depuradísimas de la geometría, y en una ejecución cada vez más virtuosista de la que son muestra los azulejos que decoran algunas estancias de la Alhambra de Granada.

Granada siglo XIV: cultura y confort
En el campo arquitectónico fue en los siglos XIV y XV cuando se alcanzaron niveles de sofisticación inusitados, fundamentalmente en la técnica del alicatado utilizada de forma preferente en pavimentos y arrimaderos.

La mano de obra súper especializada que requerían estas y otras labores decorativas son un rasgo común de varios sectores de la economía granadina de los siglos XIV y XV que, alimentada por el oro procedente del Sudán encontró además una fuente de ingresos inapreciables en la exportación de su propia imagen como marchamo de calidad de vida de una sociedad áulica, aristocrática, culta y con un agudísimo sentido del confort.

Siglo XV: Azulejos de Manises para Europa, América y Oriente
La zona en torno a Valencia constituía ya en época musulmana un importante foco de producción cerámica, y la habilidosa política comercial fue el mejor soporte de una red de distribución de los productos cerámicas por los distintos estados cristianos y musulmanes del Mediterráneo, a través del puerto de Valencia, por entonces el más activo del Mediterráneo.

Es conocido el trato de favor que dispensó a los productos de Manises la República de Venecia. También se colocaron azulejos de Manises y Paterna en construcciones de Liguria, y se enviaron hasta Egipto, Siria e incluso Turquía.

Pero fue Italia tal vez el cliente más importante. En 1445-57, Alfonso el Magnánimo mandó pavimentar su palacio de Castel Nuovo, en Nápoles, con piezas de Manises decoradas con su escudo. También se convirtió Manises en el centro proveedor de pavimento para el propio Papado, cuyas estancias decoró durante el siglo XV.
 

Sevilla en el XVI
Hacia 1 500, en retroceso las producciones de Manises y Granada, serán otras ciudades las que tomen el relevo, en especial Sevilla y Toledo. Estas ciudades eran los principales focos de producción de una nueva técnica: la decoración del motivo principal sobre la pieza cuadrada bizcochada, lo que facilitó enormemente la colocación y la aparición de los primeros procedimientos de seriación. El éxito de esta técnica fue fulminante y en pocos años invadió el mercado español, europeo y americano, este último especialmente necesitado de un producto más barato que lo hiciera exportable y, sobre todo, fácil de colocar, aspecto que Manises había dejado bien clarificado desde el siglo XIV con su éxito comercial.

Los azulejos sevillanos llegaron también a Gran Bretaña, surtieron las estancias vaticanas del papa León X (1 513-152 l) y el castillo de San'Angelo en Roma, además de decorar palacios napolitanos y genoveses conservados hasta hoy.

Protoindustria e industrialización
Estos son los antecedentes más destacados de los azulejos españoles, unos orígenes llenos de historia, tradición y cultura.

Más tarde, en los siglos XVII y XVIII, se producirán cambios sustanciales que motivarán fuertes fluctuaciones en los centros de producción, entrando posteriormente, en el XIX y principios del XX, en una etapa protoindustrial, que desembocará en la aparición de los primeros catálogos impresos, la incorporación de aspectos promocionales al producto y la Exposición Universal de Barcelona en 1888.

Años más tarde, los avances tecnológicos llevarán a la cerámica española a las cotas de calidad superiores que posee en los umbrales del siglo XXI.

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